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Desinfectando mi mente de la tendencia racionalista

En el pasado, antes de conocer el Objetivismo, tenía algunas tendencias racionalistas.

Fui criado como católico. Durante mucho tiempo, pensé que ser católico era bueno porque me proporcionaba una moral para guiar mis acciones y direccionarlas a hacer el “bien” (desde donde la religión lo establece – de manera autoritaria, vale decir).

Aunque nunca fui realmente creyente, acabé aceptando la religión. A veces intentaba practicar el “altruismo”, y como resultado, aprendí a dar más importancia a otros antes que a mí mismo, incluso si aquellas personas no eran importantes para mí, o no las conocía lo suficiente. Por ejemplo, dejaba inmediatamente de lado mis prioridades para atender a alguien sólo porque me lo pedía.

Esta continua práctica me alejaba de prestar atención a lo evidente y a lo que percibía en la realidad: Negando, por ejemplo, el hecho de que practicar el altruismo era autodestructivo, que me hacía sentir que no tenía nada que ganar con la moral, y que los parásitos y los depredadores se aprovechaban y se salían con la suya. Aunque era consciente de ello, seguía dando más importancia a las ideas que a los hechos y no me interesaba reflexionarlos.

Cuando descubrí el Objetivismo, me impresionó tanto esta filosofía, que intenté comunicarla para dar a conocer su valor a otras personas, aunque todavía era un principiante.

A veces, en las conversaciones, trataba de respaldar mis argumentos inspirados en el Objetivismo utilizando un enfoque abstracto, nunca me refería a la realidad, no presentaba ningún ejemplo concreto. Intentaba presentar una estructura lógica, sin fundamentar las ideas en situaciones de la vida real, y como resultado, nadie entendía lo que estaba explicando.

Después de un tiempo, aprendí más sobre la filosofía Objetivista, al mismo tiempo que empecé a estudiar filosofía en la universidad. Fue así que; estudiando los axiomas, las leyes de la lógica y a Aristóteles, fui captando mejor la importancia de la filosofía y darle mayor sentido al Objetivismo, además de poder compararla con otras filosofías. Entendí que la mente humana funciona solo a través de la combinación de ideas y concretos, de manera que empecé a comprender la importancia de las referencias en la realidad y a ponerlas en práctica.

Podría decir que sólo a través de la combinación de lo abstracto y lo concreto se empieza a entender realmente el Objetivismo y esa es la manera de comunicarla. Si uno no puede poner un ejemplo de la idea que presente, es porque no lo entiende, o lo hace vagamente.

Recomiendo las novelas de Ayn Rand como la mejor fuente para ver cómo funciona su filosofía en la práctica. También recomiendo el curso de Leonard Peikoff sobre el racionalismo.

Sobre mí.

Soy un emprendedor intelectual que promueve las ideas de Ayn Rand. Como cualquier persona que necesita orientación en la vida, decidí dar a conocer al mundo una gran opción: La filosofía de Ayn Rand: el Objetivismo.

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