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¿Enfocas tu mente?

La mente requiere de un estado consciente activo: Orientada a objetivos, a valores; comprometida a entender, comprender y conocer, con la mayor claridad posible, los hechos de la realidad (de acuerdo con la capacidad de uno). Esto es el “enfoque”: Un estado mental activo comprometido con la captación de los hechos de la realidad.

Un ejemplo sobre esto es cuando juego fútbol. Me encuentro 100% en el presente, plenamente consciente de hacia dónde va el balón, hacia dónde debo correr, observando, analizando cada movimiento conscientemente y observando activamente la realidad. Esto me ayuda a disfrutar y a tener un buen rendimiento de acuerdo a mi habilidad y las posibilidades de movimiento que tengo en un determinado momento.

Del mismo modo, hay que configurar la conciencia, fundamentalmente para afrontar la vida lo mejor posible en todos sus aspectos y en diferentes circunstancias. 

Por otro lado, estar desenfocado es un estado de deriva, impulsado por el subconsciente de uno, sin ninguna dirección. Por ejemplo, cuando fui a la tienda y hablé con el vendedor, noté algo curioso: No me prestaba atención porque respondía como si yo no estuviera allí. Me contestó por inercia como si el trabajo que estaba desempeñando fuera una rutina aburrida, además, ni siquiera sabía el precio de los productos.

El acto de enfocar la conciencia es volitivo. El enfoque es la precondición del pensamiento. Una persona tiene la opción de decidir si quiere enfocar o no, es decir, si quiere tener el control de su conciencia y como corolario, de su mente. El enfoque es importante para la filosofía Objetivista, porque es la base y el primer acto que una persona realiza por elección. Si no existiera esa elección de enfocar, no podría haber una teoría consistente, ya que todo depende de ese primer paso. Gracias a que una persona puede enfocar, podrá pensar, analizar, comprender, y dirigir su vida de la mejor manera. El enfoque es clave para validar el hecho de que una persona es un ser de libre albedrío y una persona hecha a sí misma.

Cualquiera que quiera vivir como un ser conceptual, debe pensar, pero antes requiere de la precondición del pensamiento – el enfoque. Todo sistema Objetivista depende de ello, enfocarse significa, en realidad, vivir en el campo de la racionalidad y, por lo tanto, sobre la virtud y el conocimiento – ya que la virtud y el pensamiento son producto de la racionalidad.

Sobre mí.

Soy un emprendedor intelectual que promueve las ideas de Ayn Rand. Como cualquier persona que necesita orientación en la vida, decidí dar a conocer al mundo una gran opción: La filosofía de Ayn Rand: el Objetivismo.

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